Autoliderazgo


De entre todas las competencias que un líder necesita desarrollar para convertirse en inspirador de masas, encontraréis una que se repite y que taladra la cabeza del cualquier lector: Escucha empática.

 

Escuchar es poner toda tu atención en el que habla. Atención en lo que dice, en lo que no dice también. Atención en cómo lo dice, en cómo se mueve. En su cuerpo. Atención en sus gestos, en los músculos de su cara, los movimientos de sus ojos, de su boca. Escucha activa, que no pasiva. Estar por y para la persona que te está transmitiendo su experiencia, sus sueños, sus dudas, miedos e inseguridades.

 

Parece que esto de la escucha se empieza a complicar ¿verdad?

 

Estamos hablando de escuchar sin juicio, porque no podemos empatizar si no desterramos los juicios propios, basados en nuestros patrones mentales,  pidiendo de nosotros un nivel de disociación y concentración superior. Algo a lo que de manera natural no estamos ni formados ni entrenados.

 

 

En resumen, buscamos en un líder a esa persona que nos escucha y comprende desde nuestro ser y experiencia y no nos juzga desde la suya.

 

Buscamos en un líder una persona que nos acompaña a crecer desde ese lugar en el que nos mira, sabiendo que hacemos lo mejor que sabemos con las herramientas que hoy tenemos, porque un día, no hace tanto, él estuvo en aquel lugar u otro parecido.

 

Esa persona que no rellena huecos con su propia experiencia, que indaga en la nuestra y tiene esa pregunta siempre lista, para que seamos nosotros los que encontremos la respuesta a nuestras dudas y veamos un nuevo camino que tomar, derribando nuestras barreras.

 

Esa persona que confía y sabe que nosotros tenemos recursos para llegar a donde queremos llegar. Nos ACOMPAÑA.

 

¿Cómo vamos a entrenar una escucha empática con el otro si, nosotros mismos no nos paramos a escucharnos a nosotros? ¿Cómo vamos a entrenar la paciencia para entender al otro, si no la tenemos con nosotros? ¿Cómo vamos a crear confianza en el otro e invitarle a que se desnude, si no nos atrevemos a desnudarnos y mirarnos? ¿Cómo pretender que el otro se sienta vulnerable, si no reconocemos y aceptamos nuestra vulnerabilidad?  

 

No podemos liderar personas y equipos si antes no hemos trabajado un autoliderazgo consciente. Si antes no nos hemos parado a ver nuestras luces y sombras. Si antes, como dijo Nietche, no hemos escuchado a los perros salvajes que ladran en nuestro sótano.

 

Si en el camino hacia el liderazgo no aceptamos las sombras, si no aceptamos barreras y dificultadas, irremediablemente rechazarás esas mismas dificultades en el otro, porque te mostrarán y recordarán una y otra vez que tú las tienes ocultas bajo esa capa de héroe que te has colgado sobre tu espalda. 

 

Buscamos líderes humanos, conscientes y vulnerables.

Que se han encontrado con sus sombras, que las comparten sin miedo a ser juzgados y que les han dado un buen lugar para seguir avanzando.

Buscamos líderes valientes, esos que sienten y viven sus miedos y a pesar de ellos, siguen adelante.

Buscamos líderes que nos miren con la misma compasión con la que un día, se miraron a ellos para entender que hicieron lo mejor que supieron y hoy, se atreven a hacerlo de otro modo.

Buscamos líderes sin temor a mostrarse, a compartir.

 

No queremos héroes. Queremos personas que un día supieron que para acompañar a otros necesitaron primero mirarse, escucharse, entenderse, aceptarse como un primer paso para entender y aceptar la singularidad de cada una de las personas que lideran en sus equipos.

 

Mirar-se, escuchar-se, entender-se, aceptar-se y ayudar-se son clave para mirar, escuchar, entender, aceptar y ayudar e inspirar al otro. 

 

 

 Identidad Profesional by Cristina Recuero

 

Escribir comentario

Comentarios: 0