En nuestro día a día profesional a menudo nos encontramos bailando en la compleja coreografía del feedback. Es una danza que implica tanto a quien lo da como a quien lo recibe, y la forma en que se ejecuta puede tener un impacto significativo en nuestra percepción de nosotros mismos.
Cuando recibimos feedback, es crucial entender que este no es un juicio sobre nuestra identidad, profesional sino más bien una evaluación de nuestras acciones y comportamientos. Esto es lo “que hago” y “cómo lo hago” Es como si nos estuvieran mostrando un espejo que refleja nuestros movimientos desde el lugar en el que esa persona está.
¿Cómo interpretamos lo que nos muestran en ese espejo?
La clave está en saber recibir el feedback con una mente abierta, receptiva y entendiendo que es feedback también habla de la otra persona, de qué hace esa persona, cómo lo hace y mucho más profundo, por qué y para qué lo hace.
Es comprender que la persona que nos brinda ese feedback está viendo la realidad desde su propia perspectiva, influenciada por sus experiencias, creencias y valores. Por lo tanto, lo que perciben puede diferir de nuestra propia percepción de la situación y es en ese momento cuando ambas partes pueden entrar en desacuerdo.
Al comprender esto, podemos evitar el error común de tomar el feedback como un ataque personal. En lugar de sentirnos amenazados o heridos, podemos verlo como una oportunidad para crecer, mejorar en nuestro baile y por supuesto conocer y entender mucho más el lugar desde donde esa persona ve su realidad.
Después de todo, ¿no es acaso el feedback una forma de retroalimentación que nos ayuda a perfeccionar nuestros movimientos y a alcanzar nuestro máximo potencial como bailarines en nuestro mundo profesional y la vida?
Así, yo siempre tengo presente:
PRIMERO: Quien da el feedback está en su propio viaje de autodescubrimiento, autoliderazgo y crecimiento personal y profesional. Su percepción de la realidad está influenciada por sus propias creencias y experiencias pasadas. Por lo tanto, el feedback que nos ofrecen es un reflejo de su propia visión del mundo, más que una verdad absoluta. Habla de cómo él/ella cree que deberían ser y hacerse laa cosas y dependerá de lo abierta o cerrada que esté en probar otros modos de ver y hacer que su feedback sea más o menos abierto a la diversidad.
SEGUNDO: La danza del feedback es una oportunidad para la introspección y el crecimiento mutuo. Al aprender a recibir el feedback con humildad y apertura, y al reconocer la influencia de la perspectiva de quien lo da, podemos enriquecer nuestra experiencia y seguir avanzando con confianza.
TERCERO: La próxima vez que te encuentres en medio de esta danza del feedback, recuerda esto: no se trata de quién eres, sino de cómo bailas y cómo puedes mejorar tus pasos en el camino hacia la excelencia.
Y si eres de los que se atreve a #NoSeguirLaNorma, a innovar y hacer las cosas diferentes, a probar nuevos modos e introducir tu estilo y marca personal, mejor que estés preparado para no gustar a todo el mundo.
Tómalo como otra visión de una misma realidad, analízalo, cotéjalo y si te sirve utilízalo, de otro modo, tíralo a la papelera.
Un feedback es eso, un feedback. No es una sentencia ni una verdad absoluta.
Identidad Profesional by Cristina Recuero
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