A lo largo de nuestra vida profesional, aparecen dos situaciones y conceptos que juegan roles antagónicos y provocan nuestro estancamiento o crecimiento: pertenecer y encajar.
Si bien ambos implican una interacción con el entorno laboral, sus matices revelan caminos divergentes hacia la realización personal y el despliegue de nuestro potencial humano, tan emocionante y necesario.
Cuando encajamos en un sistema, equipo u organización, la palabra misma lleva consigo una sensación de limitación, como si fuese un rompecabezas que requiere que nuestras piezas se ajusten perfectamente a las expectativas predefinidas.
Así, "encajar" implica la aceptación acrítica de las normas y prácticas establecidas por otros, renunciando a nuestra singularidad en aras de la uniformidad. Es como intentar forzar un cuadrado en un agujero redondo; por mucho que nos esforcemos, nunca encajará de manera natural. El encaje nos constriñe a seguir un guion ajeno, limitando nuestra creatividad, iniciativa y autenticidad. Y esto, puede provocar para muchos de nosotros sensaciones realmente desagradables en el día a día.
Por otro lado, "pertenecer" evoca un sentido de conexión genuina y auténtica con el entorno profesional. Pertenecer implica más que simplemente ocupar un lugar físico en la estructura organizativa; implica ser reconocido y valorado por lo que aportamos como individuos únicos. Al pertenecer, encontramos un espacio donde nuestras habilidades, pasiones y valores se entrelazan armoniosamente con la misión y visión de la organización. Aquí, no se nos pide que sacrificamos nuestra esencia en el altar de la conformidad; más bien, se nos invita a ser nosotros mismos plenamente, contribuyendo con nuestra singularidad al tejido del #sistema.
La diferencia entre encajar y pertenecer en el sistema profesional puede ser comparada a la de un pez “estando” en un estanque pequeño y un pez “siendo” en el vasto océano.
En el estanque, nuestras opciones están limitadas por las paredes que nos rodean, mientras que, en el océano, nuestros horizontes se expanden hasta donde la vista alcanza.
De manera similar, cuando encajamos, estamos confinados a un conjunto predefinido de reglas y expectativas, mientras que, al pertenecer, encontramos la libertad para explorar y expandir nuestro potencial sin límites.
La verdadera grandeza profesional reside en la capacidad de trascender el simple encaje y buscar la pertenencia. Cuando pertenecemos, no solo desplegamos todo nuestro potencial, sino que también contribuimos a la evolución y prosperidad del sistema en el que nos encontramos.
Entonces, la próxima vez que nos enfrentemos a la elección entre encajar y pertenecer, recordemos que la verdadera realización no se encuentra en la uniformidad, sino en la #diversidad, la #autenticidad y la #conexión genuina con nuestro entorno profesional.
Y si, es muy probable que en tu camino profesional te cruces con muchos “líderes” de proyectos, de equipos u organizaciones que, generalmente bajo un halo de inseguridad y poca confianza en ellos mismos y/o en el sistema, te inviten a estar y te coarten ser y desplegar tu potencial. No lo permitas, no por mucho tiempo.
Tú decides en qué medida y hasta cuando quieres encajar porque sin duda, tu expansión, reside en SER y no solo en ESTAR.
Identidad Profesional by Cristina Recuero
Escribir comentario