¿Habéis oído alguna vez esta frase? Radical ¿eh?
¿Habéis sentido alguna vez la sensación de vulnerabilidad al mostrar vuestras emociones en el ámbito profesional? ¿De estar haciendo algo mal visto porque en el trabajo no se llora, no hay dolor?
¿Os habéis preguntado el precio que pagamos al ocultar y bloquear nuestras emociones?
En nuestra personal búsqueda por triunfar en el ámbito profesional, no pocas veces nos encontramos sumergidos en un mundo que parece demandar que dejemos nuestras emociones a un lado.
Que nos pide convertirnos en máquinas eficientes, enfocadas únicamente en alcanzar nuestros objetivos, mientras ocultamos nuestras emociones de frustración, tristeza y otras tantas, detrás de una falsa fachada de dureza y fortaleza.
¿Y os habéis parado a pensar en el precio que pagamos por la supresión de nuestras emociones?
Al negarnos a reconocer y expresar nuestras emociones, nos alejamos de nuestra propia humanidad.
Nos convertimos en espectadores distantes de nuestras experiencias, desconectados de nuestras necesidades emocionales más profundas.
Esta actitud puede afectar gravemente nuestra salud y bienestar.
La acumulación de emociones no expresadas puede manifestarse en forma de estrés crónico, ansiedad y agotamiento emocional.
Además, al ignorar nuestras emociones, perdemos la oportunidad de aprender y crecer a partir de ellas, limitando así nuestro desarrollo, tanto personal como profesional.
También, esta imagen de dureza y fortaleza constante puede distorsionar nuestra autoconsciencia y nuestra percepción de nosotros mismos.
Podemos incluso convencemos de que ser emocionalmente vulnerables es sinónimo de debilidad, y nos esforzamos por mantener una imagen de invulnerabilidad a toda costa. Esta negación de nuestra propia humanidad nos priva de conectarnos verdaderamente con nosotros mismos y con los demás.
¡Si queremos desarrollarnos como líderes y empatizar, desde luego vamos mal!
Es importante recordar que nuestras emociones son una parte integral de quiénes somos. Negarlas o suprimirlas no solo afecta nuestra salud y bienestar, sino que también socava nuestra autenticidad y nuestra capacidad para relacionarnos genuinamente con los demás.
Aceptar y expresar adecuadamente nuestras emociones y de manera saludable nos permite vivir una vida más plena y satisfactoria, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
Identidad Profesional by Cristina Recuero
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EVA (jueves, 25 abril 2024 13:58)
"Si queremos desarrollarnos como líderes y empatizar, desde luego vamos mal! "
Desde luego no puedo estar más de acuerdo �
Cristina (jueves, 25 abril 2024 14:44)
Muchas gracias Eva por comentar!!