La facultad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante.
Y no menos fascinante, la facultad de construir etiquetas y colgarlas a diestro y siniestro sin tan siquiera pararnos a ver los cimientos sobre los que se construyen las conductas de nuestros semejantes.
A veces creo que lo hacemos porque vamos demasiado rápidos por la vida y no tenemos tiempo, o lo queremos tener, para investigar un poco sobre eso que hace que el otro haga o se comporte de un modo u otro. Otras, sin embargo, creo que igual, pararnos a ver al otro y pretender entender otras posturas supondría correr un riesgo demasiado grande para nuestros propios cimientos y creencias.
Acojona pensar que nos hemos construido toda una vida con bases que, si hoy revisamos, podríamos ver carcomidas y podridas. Lo mejor de todo es que cuando aparecen, miramos para otro lado porque duele hacernos conscientes que mucho de lo que hicimos y hacemos reposa sobre creencias que ni tan siquiera son nuestras.
Curioso que en un mundo de influencers, donde la última moda y tendencia es esperada y codiciada, sigamos sin atrevernos a construirnos sobre bases propias y sólidas abandonando viejas creencias.
Sigamos poniendo capas y capas de pintura sobre edificios en ruina.
Identidad Profesional by Cristina Recuero
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