En los negocios de la vida y la vida de los negocios, necesitamos que nuestros objetivos sean SMART: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo definido.
Y sí, para procesos técnicos, tareas concretas, en el mundo de las ventas o estrategias de producto, por ejemplo, esa estructura funciona de maravilla. Pero cuando intentas cambiar comportamientos en áreas más complejas, como la empatía, la inteligencia emocional o la escucha activa, entre otras, puede que te hayas dado cuenta de que no es tan sencillo llevarlo a la práctica.
¿Cómo logras fijar objetivos claros y medibles cuando lo que buscas es mejorar tu forma de relacionarte con los demás? Lo intangible parece rebelarse contra lo concreto, y ahí es donde empieza la verdadera dificultad.
Piénsalo: es mucho más fácil medir tu progreso en ventas. Puedes decir: “voy a mejorar un 20% mi facturación” o “voy a dominar este software en dos meses”. Pero cuando te planteas objetivos como “quiero ser más empático con mi equipo” o “quiero escuchar mejor a mis compañeros”, todo se vuelve más nebuloso.
La realidad es que no puedes poner una cifra clara a algo tan subjetivo como la empatía. Y ahí radica uno de los principales obstáculos: estás lidiando con emociones y percepciones, tanto las tuyas como las de los demás. Y ojo porque, es fácil caer en la trampa de marcar objetivos superficiales que, aunque medibles, no reflejan el cambio profundo que realmente quieres lograr.
Es tentador decir: “voy a tener dos conversaciones empáticas esta semana” o “voy a hacer cinco preguntas abiertas en cada reunión”. Aunque estas metas son específicas y medibles, no garantizan que estés desarrollando una empatía genuina o una escucha activa auténtica. No se trata solo de cumplir con una lista de tareas, sino de transformar la manera en que te relacionas con los demás.
Las habilidades blandas requieren tiempo, reflexión y un compromiso de largo plazo. No basta con hacer un cambio superficial; necesitas ir más allá de los números y centrarte en cómo te sientes y cómo afectan tus emociones a tu comportamiento.
De la acción a la conciencia:
Aquí te dejo algunas recomendaciones para que puedas fijar objetivos efectivos en torno a las habilidades blandas:
1. Define el contexto, no solo la acción: En vez de decir “voy a ser más empático”, plantea algo más concreto como: “en reuniones con mi equipo, voy a dedicar dos minutos a preguntar cómo se sienten”. Esto te da un marco claro para trabajar, pero sin perder de vista el objetivo real: conectar emocionalmente con los demás.
2. Enfócate en el proceso, no solo en el resultado: No te centres solo en lo que haces, sino en cómo te sientes al hacerlo. Al final de cada interacción, reflexiona: ¿te sentiste más conectado con tu equipo? ¿Percibiste un cambio en cómo ellos se relacionaron contigo? La retroalimentación y tu propia autoevaluación emocional son claves para medir tu progreso.
3. Incluye la reflexión como parte del objetivo: Parte de tu objetivo debería ser dedicar un tiempo a reflexionar sobre tus avances. Por ejemplo, podrías proponerte hacer una revisión semanal en la que anotes momentos en los que actuaste con más o menos empatía, escucha activa o inteligencia emocional. Este proceso te ayudará a ser más consciente de tus mejoras y desafíos.
4. Sé flexible en el seguimiento: No te castigues si no ves un cambio inmediato. Las habilidades blandas requieren paciencia y flexibilidad. A medida que avances, revisa tus objetivos y adáptalos según lo que vayas descubriendo sobre ti mismo y tu entorno. Las emociones no siguen una línea recta, y tu proceso tampoco lo hará.
Cuando trabajas en habilidades blandas, los objetivos SMART son un buen inicio y también necesitan una reinterpretación. No basta con ser específico o medible, sino que debes integrar la conciencia emocional y el proceso de aprendizaje continuo.
Si quieres desarrollar empatía, inteligencia emocional o escucha activa, lo más importante es que te permitas sentir, reflexionar y adaptar tu comportamiento con el tiempo.
Date permiso para avanzar a tu propio ritmo y, sobre todo, sigue siendo consciente de cómo influyen tus emociones en tu liderazgo y en tu relación con los demás.
Identidad Profesional by Cristina Recuero
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