Siempre me ha llamado la atención cómo seguimos llamando gestión del tiempo a lo que realmente es una gestión de prioridades. Porque, seamos honestos: el tiempo no se puede gestionar. El tiempo es el que es.
El reloj avanza, el mundo gira, la vida sigue su curso. Eso no está bajo nuestro control. Lo que sí podemos gestionar es lo que hacemos con cada minuto, cada hora, cada día. Lo que decidimos hacer. Y esa es la clave.
Gestionar lo que hacemos depende de si lo que hacemos nos motiva, nos desmotiva, es importante, es urgente, o simplemente una obligación más. Así que, si queremos que nuestra vida fluya de manera tranquila y organizada, debemos aprender a gestionar nuestro hacer, no el tiempo.
¿Cómo empezar
Te dejo una herramienta sencilla y que a mi me sirve a diario:
1. Invierte 15 minutos al final de cada día para planificar el siguiente.
2. Haz una lista de las tareas pendientes.
3. Al lado de cada tarea, escribe:
Una I si es importante.
Una U si es urgente (marca esto con un círculo rojo para destacarlo).
4. Prioriza según estas preguntas:
¿Qué tareas importantes (aunque no urgentes) son esenciales para mi avance?
¿Qué urgencias no pueden esperar?
5. Organiza tu día con este criterio y sé realista:
Si al final del día no lograste todo lo que planeaste, reflexiona:
¿Fuiste demasiado optimista con tu planificación?
¿Te dispersaste? ¿Necesitas más tiempo para realizar tus tareas?
NOTA: Yo he dejado de ser tan optimista en cuanto a cantidad de tareas y mi sensación de frustración ha desaparecido.
Ajusta la lista según tu ritmo y tu forma de trabajar. Pero recuerda: no es gestión del tiempo, es gestión de prioridades.
Cambia tu perspectiva
Deja de luchar contra el tiempo, porque nunca lo vas a vencer. Lo que sí puedes hacer es tomar las riendas de tus acciones.
Y ahora, te pregunto:
¿Cómo priorizas tus tareas?
¿Estás gestionando tu tiempo o tus prioridades?
Identidad Profesional by Cristina Recuero
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