Llevo tiempo queriendo escribir sobre el compromiso o, sobre su ausencia, porque es una palabra recurrente que aparece como un problema constante entre colegas y clientes con los que converso y me reúno. Frases como:
“La gente ya no se compromete como antes.”
“Las nuevas generaciones no tienen el mismo nivel de compromiso que teníamos nosotros con el trabajo y con la empresa.”
“Nos cuesta retener talento, se nos van a la competencia, y por eso no queremos invertir en formarles.”
Escuchar esto una vez puede tratarse de un evento, dos veces puede ser una casualidad, pero cuando se repite en múltiples conversaciones y en diferentes contextos, se convierte en un patrón y además preocupante.
¿Qué es realmente el compromiso? ¿Es una capacidad que se entrena? ¿Hay personas comprometidas y otras que no lo son? Y si esto es así, ¿Se puede detectar en una entrevista de trabajo? ¿Qué factores hacen que nos comprometamos en un momento dado y que, pasado un tiempo, ese compromiso desaparezca?
Creo que el compromiso está directamente ligado a la motivación.
Cuando nos comprometemos con una empresa, estamos diciendo sí a una estructura, a un rol, un propósito y a pertenecer a un sistema, pero, al mismo tiempo, estamos diciendo no a otras oportunidades en el mercado.
Por lo tanto, ese sí tiene que ser lo suficientemente fuerte como para sostenerse en el tiempo sin que nuestra mirada se desvíe hacia otras opciones. Esto tan básico, se nos olvida.
Cada persona tenemos motivaciones y necesidades diferentes, y estas evolucionan con el tiempo.
Si la necesidad que nos lleva a comprometernos es solo una necesidad básica, esto es y como lo definían tanto Maslow como Richard Barret en su libro “organizaciones impulsadas por valores”, necesidades que nos motivan por su carencia (por ejemplo, un salario para cubrir gastos, seguridad o autoestima), en el momento en que esta se cubre, la motivación desaparece y, con ella, puede desaparecer el compromiso inicial.
En cambio, si el compromiso está vinculado a una necesidad de crecimiento y desarrollo, esto es una necesidad que motiva por su abundancia, este compromiso puede sostenerse en el tiempo porque siempre habrá una meta futura que alcanzar.
Esta puede ser una de las razones por las que algunos empleados pierden el compromiso y buscan otro lugar: han cubierto su necesidad básica inicial y ahora buscan un nuevo compromiso que responda a una motivación distinta. También puede ocurrir que el lugar en el que están no les haga cubrir todas sus necesidades básicas y busquen otro lugar.
Ahora bien, es importante diferenciar entre compromiso y permanencia. Un empleado puede estar plenamente comprometido con su trabajo, con su propósito profesional y con la calidad de lo que hace, pero si la empresa deja de responder a sus necesidades y expectativas, no dudará en buscar otro lugar donde sí pueda seguir creciendo.
Podemos decir que compromiso y motivación van de la mano y que, si las motivaciones cambian, el compromiso se debilita.
Esto tiene mucho que ver con el equilibrio entre lo que el empleado da y lo que toma de la empresa. Si el empleado ya no encuentra lo que necesita dentro de la organización, su nivel de compromiso disminuirá de manera natural.
¿Pueden las empresas fomentar el compromiso?
El compromiso no se puede imponer, se construye a lo largo del tiempo y algunas estrategias que las empresas pueden adoptar para aumentar el compromiso de sus empleados son:
Conectar con el candidato a través del propósito y los valores. No basta con ofrecer un salario competitivo y un contrato indefinido, muchos empleados hoy necesitan sentir que su trabajo tiene un impacto y un propósito.
Ofrecer crecimiento y aprendizaje continuo, si el empleado ve oportunidades de evolución dentro de la empresa, es más probable que permanezca comprometido.
Escuchar activamente e identificar el momento vital del empleado. Sabiendo que las necesidades cambian, y la empresa debe estar atenta a estas transiciones. Ofrecer
Coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y si una empresa promueve valores que no aplica internamente, el compromiso de los empleados se verá afectado.
Una de las realidades que más destruye el compromiso es la falta de coherencia entre lo que la empresa predica y lo que realmente sucede en su cultura organizacional. Aquí también podemos hablar de valores declarados y valores reales o según a los cuales se vive en la empresa.
Imagina: Te unes a una consultora con el rol de especialista en marketing digital y la consultora tiene un propósito declarado que es “fomentar la equidad de género en las empresas” y con el que tu conectas y te comprometes desde la primera entrevista. Sin embargo, con el tiempo se das cuenta de que:
Existe una brecha salarial no justificada dentro de la misma consultora, hay falta de representación femenina en puestos de liderazgo, los procesos de promoción interna favorecen sistemáticamente a los hombres…etc
En este contexto, ¿qué ocurre con tu compromiso? Lo más probable es que desaparezca o, al menos, se debilite considerablemente. Lo que en un principio parecía un entorno alineado con tu propósito y tus valores termina convirtiéndose en una contradicción.
El compromiso, por lo tanto, no es unilateral. No es solo responsabilidad del empleado, sino también de la empresa, que debe ofrecer razones reales para que el compromiso se mantenga en el tiempo.
Y ahora toca hablar del empleado porque no son pocas las ocasiones que nos lanzamos al mundo laboral sin tener muy claro nuestro propósito y valores, más allá del rol que desarrollamos. Así que también es nuestra labor conocernos y saber qué nos motiva, cual es nuestro momento vital profesional y qué queremos en nuestras vidas para realmente ser consecuente con nuestros compromisos y si los mismos son a corto, medio o largo plazo. Si pedimos honestidad, también es importante que podamos darla y para ello primero tenemos que ser honestos con nosotros mismos.
Y volviendo a la pregunta inicial: ¿es el compromiso es una soft skill? A pesar de que aparece en algunos listados de “las soft skills más demandadas” para mí el compromiso No, no lo es. No es una soft skill.
Las soft skills son habilidades que se pueden desarrollar y entrenar, como la comunicación, la inteligencia emocional, el liderazgo, el pensamiento crítico, la empatía….. Sin embargo, el compromiso no es un rasgo individual inamovible, sino una respuesta que depende de múltiples factores internos (motivación, necesidades, valores, momento vital) y externos (cultura empresarial, liderazgo, coherencia organizativa).
Creo que el compromiso no se entrena, sino que se genera entre dos partes. No creo que haya personas comprometidas “de nacimiento”, sino condiciones que favorecen o debilitan el compromiso con el tiempo.
En una entrevista, las empresas pueden ver el perfil conductual y las motivaciones de un candidato en un determinado momento y por qué no, intuir el compromiso a corto plazo, pero el compromiso a largo plazo es un equilibrio que requiere un esfuerzo mutuo entre las dos partes.
Y si eres posible empleado y quieres comprometerte con coherencia, del mismo modo que la empresa te pregunta e indaga, también es tu responsabilidad preguntar en indagar todo lo que necesites saber para poder comprometerte con coherencia y no quedarte en la superficie.
Creo que, para generar compromiso a largo plazo, es necesario un equilibrio constante entre las expectativas y necesidades del empleado y la empresa.
La verdadera pregunta no es si un empleado es o no comprometido, sino qué están haciendo las empresas para que ese compromiso perdure.
Y si eres empleado o estás a punto de elegir un puesto, pregúntate: ¿qué necesita tener una empresa u organización para que realmente te comprometas, no solo a corto plazo, sino en tu desarrollo a medio y largo plazo?
No delegues la responsabilidad de tu compromiso en otros; toma las riendas de tu carrera, define tus prioridades y motivadores, valores y propósito y define con conciencia dónde y con qué te motiva comprometerte. Porque cada vez que dices sí a un lugar, también estás diciendo no a muchas otras opciones y cuando decidimos quedarnos en un lugar en el que no nos sentimos comprometidos podemos a su vez estar pagando un precio muy alto.
Identidad Profesional by Cristina Recuero
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