Un despido, una dimisión, el cierre de una empresa y otras muchas circunstancias pueden provocarnos un sentimiento de pérdida y una necesidad de transitar por una serie de fases muy comunes a la pérdida de un ser querido.
Nos han dicho que tener empatía es de gran valor en nuestras vidas, para tener relaciones de calidad con nuestro entorno. De hecho, uno de los atributos más valorados y destacados del “Buen líder” es la empatía.
Cuando las cosas no salen como queremos o cómo esperamos, tendemos a buscar culpables, evitar nuestra responsabilidad en el asunto, y responsabilizamos a otros de nuestro malestar o frustración.
¿Os habéis sentido en algún momento así?